Fue un rey que asombró a Europa. Federico II de Prusia, más conocido como Federico el Grande, causó sensación en el siglo XVIII con su talento de general, que el propio Napoleón admiraba, y por su adopción entusiasta de las ideas más avanzadas de la Ilustración. Libró en persona innumerables batallas, que le granjearon fama de comandante experto e incluso genial. Representa, quizá mejor que cualquier otro monarca, el modelo de rey ilustrado. Gran intérprete de flauta travesera, poeta notable, filósofo atento, erudito y amante de las letras, encarnó durante el siglo XVIII ese tipo de monarquía y de gobierno que tanto preconizaban los filósofos del Siglo de las Luces. Voltaire lo llamó el «Salomón del Norte», y le dedicó versos entusiastas, contraponiéndolo al monarca francés, el frívolo Luis XV.