CAÑONES COMO PISTOLAS

Los días que siguieron a Eylau estuvieron marcados por la amargura y la tristeza de la necesaria evacuación de heridos, el frío clima, la falta de alimentos, y el resultado indeciso de la batalla.

Los heridos de Eylau
El cirujano mayor del Grande Armee nos ha dejado vívidos recuerdos de esas jornadas.
Las cantidades de heridos rusos y francese a tartar y evacuar eran enormes. Estaban acinados en casuchas que poco los protegían del clima. Sin embargo, el frío resultó una bendición, reducía el sangrado y el progreso de gangrena e infecciones.

Otro problema era la paja para cubrir los suelos, también el frío la había vuelto muy valiosa. No sólo era carpeta de pisos o colchón de camas, sino que también era alimento de caballos; y en esa disputa los hospitales llevaban lo peor.  La mejor ayuda fueron los 200 soldados transformados en enfermeros por el Emperador, aquí la camaradería ayudó a cuidar heridos.
Aunque había muchos carruajes en el ejército, las ambulancias no alcanzaban, así que Napoleón entregó su propio coche y el de oficiales, esposas, amantes y cantineras para el traslado de heridos.
Se llevó a los heridos a Osterode a sesenta kilómetros de Eylau; los efectivos cuidados de los cirujanos franceses lograron llegar con el 90% de los heridos evacuados.

Los rusos seguían haciendo lo que mejor saben hacer: retirarse; unas veces para esperar una nueva oportunidad, otras por costumbre. Pero Levin August von Bennigsen era prusiano al servicio del Zar, así que su conducta resultó un poco más errática y el 19 de febrero se vuelve contra los franceses. Ney es el más golpeado, pero logra recomponerse, con el respaldo de Soult y Davout. El 4 de marzo Bennigsen se retira nuevamente. El frente francés se apoya en el río Passarge.

Alejandro III y Federico Guillermo diseñan un plan militar para acabar con Napoleón. Un ejército prusiano atacaría desde Stalsund hacia la retaguardia francesa, mientras Austria entraba en la Cuarta Coalición. Lestocq fijaría las tropas de Bernadotte mientras Bennigsen separa ría a Soult y Davout de Ney para aniquilarlo. Los ingleses y los suecos apoyarían toda la campaña. Un plan complejo y extendido en espacio y confianza en aliados.

Pero el 27 de abril Lefebvre toma la ciudad de Danzig sobre el Báltico, capturando prisioneros y una gran cantidad de abastecimientos. Los suecos firman un armisticio con los franceses, los austríacos no ingresan en la coalición, los ingleses no tienen tropas ni dinero suficiente para financiar la campaña; Alejandro y Federico Guillermo se quedaron solos. Aún así Bennigsen insistirá en cumplir su parte del plan, a su manera.

Chocolate de Danzig

Mariscal François Joseph Lefebvre, duque de Dantzig, (1755-1820)

Tras la toma de Danzig Lefebvre se encuentra con Napoleón en la Abadía de Olivia, cerca de la ciudad.

Tras hacer antesala por un cuarto de hora es recibido por el Emperador que estaba desayunando junto con Berthier. Napoleón le ofreció una taza de chocolate que el Mariscal aceptó.

“Lo siento Mariscal, pero no tenemos chocolate para servir” -dijo Napoleón y continuó –“Sin embargo le entregó esta caja con una libra de chocolate de la ciudad que acaba de conquistar. Señor Duque de Danzig, acepte este chocolate como un pequeño presente que fortalece nuestra amistad”.

Agradecido Lefebvre se retiró. Pero estaba perturbado. Pensó que el título de Duque era una broma. Cuando llegó a su comando sus oficiales se lo confirmaron. Al abrir la caja de chocolates encontró 300.000 francos en notas bancarias como recompensa a sus servicios.

Desde entonces en la Grande Armee “Chocolate de Danzig” era sinónimo de dinero

Napoleón comienza a concentrar sus fuerzas para iniciar su ofensiva de primavera el 10 de junio.  La línea defensiva aún se mantiene sobre el río Passarge, pero el eje de la campaña se concentra en el avance sobre Heilsberg, el campo atrincherado de los rusos.

Siguiendo con su plan Bennigsen decide lanzar el ataque el 4 de junio, pero debe postergarse hasta el 5. Este retraso no es informado a Lestocq que atacará solo contra el Ier Cuerpo de Victor -que ha reemplazado a Bernadotte- siendo completamente rechazado. Los movimientos rusos del 5 tienen el mismo resultado; el 6 de junio todo el plan ha fracasado. Con los informes de batalla en sus manos Napoleón ese mismo día escribe a París: “Todo estará terminado en ocho días”.

El plan del Emperador es ahora amenazar Königsberg, la base principal rusa, y separar de ella a Bennigsen para destruir su ejército en una batalla final. Para ello emplea las tropas de Victor amenazando directamente la ciudad y a las tropas de Lestocq. El grueso del ejército avanzará sobre Guttstadt primero y Heilberg después para desalojar a las tropas de Bennigsen obligándolo a tomar una decisión.

Bennigsen puede retirarse hacia Königsberg recorriendo la orilla oriental del río Alle, usándolo como protección y una vez en la fortaleza ver cómo continuar la campaña. La otra alternativa es presentarle batalla a Napoleón en un lugar escogido y favorable. En principio elegirá el primer camino.

Tras el inicio de la retirada de Bennigsen el 6 de junio y, aunque Napoleón mantiene su plan de separarlo de Konisberg -de momento la capital de Prusia y principal base rusa- no hay datos concretos de los movimientos rusos hacia el este o el norte, aunque si señales de retirada. Ese mismo día el Emperador trama una trampa, enviar mensajeros con un plan falso para que sean capturados. El plan resultará a medias.

EL ENGAÑO

Se le ocurrió a Napoleón enviar dos oficiales correo con un falso plan para engañar a Bennigsen. El mensaje hablaba de un ataque por la retaguadia rusa ejecutado por unos 40.000 franceses.

Los correos debían recorrer rutas específicas y muy cercanas o dentro de zonas dominadas por los rusos, lo que facilitaría su captura y la entrega de la correspondencia al comandante eslavo.

No se les informó a los oficiales correo que se trataba de un engaño por lo que uno de ellos fue capturado, pero el otro se las ingenió para levar su mensaje a manos frencesas. Es difícil decidir si condecorarlo o castigarlo

De todas formas la treta no dió resultado…

El 8 de junio los franceses inician su controfensiva, las avanzadas de esa acción confirman la dirección de marcha rusa a Güttstadt. De inmediato Ney, Davout, Lannes, la Garde Imperiale y la Reserva de Caballería de Murat son enviadas hacia allí. Al llegar no encuentran al ejército ruso, pero sí las tropas de Bragatión, Kamenskoi y Platov que despliegan una brillante cobertura del retiro ruso. Al parecer Bennigsen estaba dispuesto a dar batalla allí, pero cambió de idea y continuó hacia Heilsberg, en la orilla oeste del Alle. Por la noche Güttstadt estaba en manos francesas. Pero a Napoleón no le alcanzaba; tenía que conseguir que Bennigsen aceptase una batalla abierta para poner fin a la campaña. Ordenó avanzar inmediatamente a toda fuerza disponible.

El 10 de junio alcanzaron Heilsberg donde los rusos se hallaban acantonados tras fortificaciones de campaña. Con escasa sutileza táctica el Emperador lanzó un ataque frontal contra esas defensas preparadas. Aunque al principio las cosas parecían ir bien, pronto los baluartes hicieron valer su fuerza de resistencia. A las 15:00 Murat realizó un movimiento errado que lo expuso al efectivo ataque de Bagration y Uvarov, pero fue salvado por dos regimientos de infantería y 12 cañones al mando del general Savary. Esto enemistaría al mariscal y al general. Al replegarse Bagaation por el ataque expuso su propio flanco que sabiamente fue cubierto por las tropas del Gran Duque Constantino, hermano del Zar.

Lentamente la línea francesa comenzaba a retroceder sin remedio. A las 22:00 Lannes lanza un feroz y costoso ataque sobre el ala norte rusa. A las 23:00 cesan los combates; 10000 franceses y 8000 rusos yacen en el campo. Con un acuerdo tácito galos y eslavos recorren el campo de batalla buscando a sus heridos sin molestarse.

El 12 Napoleón entró en Heilsberg y despachó de inmediato a los dragones de Latour-Maubourg junto con dos brigadas de infantería a marchar por la orilla oriental del Alle, mientras el resto del ejército se dirigía a Eylau para interponerse entre

A la puesta del sol del 13 de junio, las patrullas de caballería de Bennigsen cruzaron el puente sobre el río Alle en Friedland y encontraron algunos piquetes del 9º de Húsares de Lannes. Más caballería cruzó y comenzó a desplegarse por la llanura en la orilla oeste, disputando dos pueblos Posthenen y Heinrichsdorf. Informaron a Bennigsen que muchas tropas francesas estaban apareciendo y los prisioneros capturados revelaron que eran parte del Cuerpo de Lannes.

Bennigsen, estaba físicamente agotado y enfermo por la serie de batallas y maniobras interminables en los meses anteriores. Los rusos habían marchado casi sin parar los 58 km desde Heilsberg hasta Friedland en 48 horas. No habían descansado ni comido en esos dos días. Su buen juicio le habría aconsejado que dejara a los franceses, continuara por la orilla derecha del Alle hasta Königsberg. Esto era lo más prudente.

Levin August von Bennigsen

Pero los exploradores de Bennigsen informaron que Lannes estaba aislado en Friedland. El resto del ejército francés estaba disperso, lo más cercano, según informes, estaba en Eylau, a dos días de marcha, y no podría ayudar a Lannes a tiempo. Podía cruzar el río y asestar un rápido golpe mortal al aislado cuerpo de Lannes y volver a cruzar el Alle para ponerse a salvo antes de que Napoleón pudiera llegar allí. Esa noche ordenó a sus ingenieros que lanzaran tres puentes de pontones a través del río, todos en Friedland, junto al puente de madera existente que ya estaba allí y que su ejército marchara y destrozara a Lannes.

Tentadora acción, pero las calles estrechas de Friedland y el terreno irregular en la orilla occidental no la facilitaba. Lanzar todos sus puentes en este cuello de botella no resultaba prudente.

Jean Lannes

Mientras tanto, Lannes, al saber que los rusos cruzaban el río en Friedland, rápidamente envió un mensaje al Emperador en Eylau, a 25 kilómetros, para informarle sobre este desarrollo. Reunió las tropas que tenía cerca, la división de granaderos de Oudinot, la división de dragones de Grouchy y la brigada de caballería ligera de Tilly. Tenía, al principio, solo unos 12.000 hombres y 18 cañones para resistir la creciente horda de 61.000 rusos y más de 370 cañones. Una situación desesperada pero que un cuerpo de ejército francés estaba preparado para sobrellevar al menos durante 48 horas y más en manos de Lannes, uno de los mejores generales de Napoleón.

La división de Oudinot y la caballería de Grouchy comenzaron a aparecer alrededor de la medianoche del día 13, y Lannes los distribuyó desde el norte de Heinrichsdorf hasta el bosque de Sortlack en el sur. Los hombres de Oudinot expulsaron a la caballería rusa de Posthenen y Lannes estableció allí su cuartel general. También hizo que Oudinot desplegara sus batallones completos en escaramuza, frenando a la infantería rusa que se aproximaba y dando una falsa imagen del tamaño de la fuerza.

Esto porque los franceses eran mucho más hábiles en estas tácticas de infantería ligera, disparar y esquivar que los jagers rusos. El terreno alrededor del campo de batalla era perfecto para este tipo de guerra. No solo las cosechas estaban altas en esta época del año, sino que la tierra sin cultivar estaba cubierta de follaje alto y el terreno era accidentado, lo que brindaba a los franceses oportunidades ilimitadas para pequeñas emboscadas.

El plan de Bennigsen era bueno, pero tenía serias dificultades. En primer lugar, debía ejecutarse con rapidez teniendo en cuenta que los refuerzos franceses estaban a 48 horas de marcha; la rapidez no era una característica del ejército ruso al que llamaban el rodillo o el rulo por su lentitud de movimiento. Así lo atestiguan las precauciones tomadas por Gortchakov y Bagration de consolidar antes que atacar. Por otra parte, se despreciaron algunas limitaciones que el terreno imponía al dispositivo ruso. Bennigsen desplegó sus tropas con el río Alle a sus espaldas, algo siempre peligroso, pero más si el único lugar de recruce estaba concentrado detrás de Friedland, donde se colocaron los puentes de pontones, lo que provocaría un gigantesco embotellamiento en caso de una retirada. Además, el río Alle de unos 25 meros de ancho presentaba una larga curva que avanzaba hacia el oeste más allá de Friedland para luego volver a curvarse hacia el este. Esto reducía el espacio de despliegue del ala sur rusa frente a Sortlack y su bosque. Como toque final el lado norte de Friedland estaba bañado por un lago y un arroyo, el Mühlen Fluss,  que encajonaba el pueblo entre aguas y dividía el frente ruso en dos. El arroyo, que tenía orillas empinadas, requería de puentes para su cruce por lo que la colaboración em fuerza entre ambas alas rusas era casi imposible. Todo esto conspiraba contra el éxito ruso.

Los rusos a las primeras luces del día contaban con 50.000 hombres en la orilla oeste del Alle y otros 10000 en reserva en la este, con un total de 370 cañones. Frente a esto Lannes oponía 12000 soldados y unos 20 cañones. La habilidad táctica francesa y la lentitud y extrema precaución rusas licuaban las diferencias numéricas. Más grave era que a cada minuto las tropas francesas crecían. A las 0800 llegó el VIII Cpo de Mortier y a las 1200 Napoleón entraba en el campo de batalla con el VI Cpo de Ney y la Garde Imperiale. Con la llegada del I Cpo de Victor a las 1500 el Emperador tenía a hora 80000 contra los 60000 de Bennigsen. La inactividad rusa, que se prolongó durante 11 horas, ofreció el tiempo necesario para que los franceses alcanzasen esta diferencia.

Sin embargo, el día estaba avanzado y todos los comandantes franceses y rusos pensaban que la batalla se daría al día siguiente. Bajo esta idea, Bennigsen emitió órdenes para iniciar la retirada durante la noche que caería a las 2100, eso daba tiempo de descanso a su infantería.

El Capitán Jean-Baptiste Antoine Marcellin de Marbot, ayudante de Ney ofició de enlace con Napoleón. El joven oficial recuerda que en su marcha a caballo con el Emperador éste le preguntó si tenía buena memoria a lo que contestó que era aceptable; el corso insistió: “Entonces, ¿qué aniversario es hoy, el 14 de junio?”.
“Marengo” respondió Marbot de inmediato.
“¡Exacto! ¡Marengo!” se rio Napoleón, “¡Y hoy les haré a los rusos lo que les hice a los austriacos!”
El Emperador recorrió sus tropas repitiendo a voz en cuello la pregunta mientras sus soldados respondían: “¡Marengo!, ¡Marengo!”

Pero Napoleón tenía otra idea. De inmediato se percató de la división que el terreno imponía a los rusos; y que la porción norte era la más reducida por lo que lanzaría su ataque en ese sector. Sus comandantes estuvieron de acuerdo pensando en la mañana siguiente, pero el Emperador les impuso que el ataque se realizaría de inmediato, a las 1700. Frente a las quejas y recomendaciones de sus subordinados Napoleón contestó: “No atraparemos al enemigo cometiendo un error como este dos veces”. Por otra parte, estaba decidido a terminar la campaña en ese mismo momento.

Se realizaría un ataque en dirección oblicua desde el bosque se Sortlack en dirección a Friedland cayendo sobre el flanco de Bagration. La idea era empujar a los rusos sobre el pueblo y finalmente privarlos de los puentes sobre el Alle. En tanto el cuerpo de Mortier presionaría al norte sobre Gortchakov para inmovilizarlo. Las cansadas tropas de Lannes sostendrían el centro y el cuerpo de Victor y la Garde actuarían como reserva.

A las 1700 horas Napoleón ordenó el disparo de veinte salvas de artillería que indicaría a Ney que debía iniciar su ataque. Las próximas horas decidirían la guerra de la Cuarta Coalición.

Príncipe Bagration

El creciente desorden y amontonamiento en las filas rusas proporcionó a los artilleros franceses un objetivo que era prácticamente imposible de perder. Víctor aprovechó al máximo la oportunidad y ordenó al general de artillería Sénarmont machacara a los rusos.

Sénarmont, con permiso de Napoleón, reunió 38 cañones de distintos cuerpos y comenzó un exitoso fuego de contrabatería que acalló los cañones rusos. Luego giro sus cañones a 1400 mts de la infantería rusa. Apoyado por un batallón de infantería y 4 regimientos de dragones, inició con 6 salvas completas. Avanzó los cañones 700 mts y disparó 20 salvas. Luego a 300 mts y a 150 donde disparó 30 salvas más. El tiró final lo hicieron a 50 mts de los amontonados rusos. Había causado más de 4000 bajas y los rusos comenzaron a ceder, lentamente al principio y en desbandada luego. Este uso ofensivo de la artillería en el que Napoleón y Senarmont coincidían, es el lejano espíritu del empleo de tanques de Guderian y Rommel.

El desastre se avecinaba y Bennigsen ordenó de mover tropas de Gortchkov hasta el borde norte del Mülen para amenazar a Ney y a Victor. Pero la caballería y los Cazadores de la Guardia al mando de Savary contuvieron la amenaza.

La infantería de Ney alcanzaba ahora la posición de Senarmont y se lanzaba contra los maltrechos rusos, que intentaron un ataque que terminó con cientos de rusos ahogados en el Alle. Dupont cruzó el Mülen poniendo en peligro el flanco norte ruso. Las tropas de Ney alcanzaron Friedland. Estos movimientos cortaron la única línea de retinada rusa: los puentes sobre el Alle.

Como última jugada Bennigsen lanzó a la Guardia Imperial Rusa contra Ney. Reclutados en el norte eran muy altos e impresionantes. De nada sirvió fueron rechazados brutalmente, lo que implicó un golpe moral para todos. Los guardias yacían muertos o heridos con lesiones en el pecho que era la altura a la que las bayonetas francesas llegaban. Se dirá luego que fue una batalla de Gigantes contra Pigmeos.

Alexandre Senarmont Ingresó en la escuela de artillería de Metz en 1784. Sirvió en el Ejército del Centro, el Ejército del Norte durante y el Ejército de Sambre y Mosa.
En 1800 como jefe de estado mayor de artillería al mando de Marmont fue uno de los oficiales clave para que la artillería cruzara los pasos de los Alpes y pasara el problemático Fort Bard. En Marengo se distinguió en la batalla. Luchó en Austerlitz, fue ascendido a general de brigada y comandante de la escuela de artillería de Metz.
Durante su ataque de artillería en Friedland, Napoleón se preocupó y envió a Mouton a averiguar qué estaba pasando, Senarmont, respondió: “Déjenme a mí y a mis artilleros en paz, responderé por todo”. Nunca antes la artillería había cargado y disparado a distancias tan cortas, pero esta acción fue tan devastadora que otros oficiales usaron esta nueva táctica en futuras batallas.
Se hizo cargo de la artillería del Ejército de España desde Lariboisière a principios de 1809, sirvió en Ocaña y luego comandó la artillería en el sitio de Cádiz, donde lamentablemente murió

En Friedland lo que sucedió fue una masacre. Amontonados en las calles, como los franceses en Fontenoy en 1745, apenas podían moverse. Apenas podían usar sus armas, como los romanos en Cannas y Adrianople, por lo que el combate devino en matanza.

A las 20:30 Ney era dueño de Friedland, encontrando sus calles bloqueadas con muertos y moribundos. Las casas en las afueras, incendiadas por los rusos en retirada, extendieron sus llamas a los puentes de pontones, cortando definitivamente su única vía de escape. El río Alle se convirtió en el último lugar de descanso de gran número de desafortunados.

Al norte de Millstream, Gortchakov no pudo detener el avance francés, aunque durante un breve período de tiempo parte de su infantería se abrió camino de regreso a Friedland. Bennigsen ahora se enfrentaba a un completo desastre a menos que pudiera cruzar el Alle e interrumpir la acción; sin puentes el panorama era sombrío. Nike derramó en su favor una lágrima y encontraron al norte de Fridland un vado por el que podían cruzar hasta sus cañones. Así bajo la presión de constantes cargas de Grouchy y D’Espagne los rusos se retiraron maltrechos y perseguidos. A las 2300 la noche concluyó la batalla.

Al precio de 8.000 bajas, los franceses habían infligido 20.000 bajas y tomado 80 cañones en una victoria decisiva. Como muchas veces había notablemente pocos prisioneros rusos; la mayoría había preferido la muerte a la captura.

Napoleón escribió a la emperatriz Josefina el 15 de junio: “Mis hijos han celebrado dignamente el aniversario de Marengo. La batalla de Friedland será igual de famosa y gloriosa para mi pueblo… Es la hermana digna de Marengo, Austerlitz y Jena.” Un justo juicio, aunque ciertamente es la menos recordada.

Jorge Vigo