Cuando Federico se quedó
helado

En 1740 Federico el Grande, Rey de Prusia, había puesto en marcha una invasión sorpresa de Silesia en un esfuerzo para arrebatar esa provincia controlada por Austria. En una campaña relámpago rápidamente barrió a los austriacos de Silesia y se fue a invadir Bohemia. Sin embargo, la resistente fortaleza de Neisse, bajo el mando del general Von Roth, aun resistía y amenazaba sus líneas de comunicación.


Federico envió una fuerza considerable para sitiar y capturar la fortaleza mientras él marchaba en dirección a Praga. A través de otoño e invierno, mientras que Federico y el austríaco mariscal Daun jugaban al gato y al ratón en Bohemia central, von Roth no cedía.


Cada esfuerzo por parte de los sitiadores de la guarnición prusiana era resistido y contraatacado por la guarnición. Incursiones y asaltos eran comunes, el daño a las murallas era reparado tan rápido como se producía.


Pero poco a poco, la defensa se debilitaba, y para mediados de invierno Neisse parecía condenada. Fue entonces cuando von Roth tuvo una idea única.


Hizo verter agua sobre los inestables terraplenes. Tan pronto como se congelaba, más agua era derramada sobre ellos. En resumen la totalidad de la fortaleza fue encerrada en capas de hielo que la hicieron inaccesible y resistente a los cañones de asedio más pesados. La heroica defensa de la fortaleza era tal que inspiraba a los normalmente ineptos militares de Austria realizar heroicos esfuerzos, y hasta un ejército de relevo fue enviado antes del deshielo de la primavera. Pero los sitiadores fueron obligados a retirarse.

Neisse no cayó… Y yo no creo volver a ver
un vaso de whisky de la misma manera…